El VIH/SIDA y la nutrición
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ataca el sistema
inmunitario. En las primeras fases de la infección, la persona no muestra
signos visibles de enfermedad pero, pasado algún tiempo, se
manifestarán los múltiples síntomas del SIDA, en particular
el adelgazamiento, fiebre, diarrea e infecciones oportunistas (como el dolor de
garganta y la tuberculosis).
Una buena nutrición es importantísima tan pronto
como una persona resulta infectada por el VIH. Una educación nutricional
en esta fase temprana le da a la persona la probabilidad de crearse
hábitos alimentarios sanos y tomar medidas para mejorar la seguridad
alimentaria en el hogar, especialmente por lo que se refiere al cultivo,
almacenamiento y cocción de los alimentos.
Una buena nutrición es también de importancia
vital para contribuir a mantener la salud y la calidad de vida de la persona que
sufre de SIDA. La infección con el VIH daña el sistema
inmunitario, y conduce a otras afecciones como fiebre y diarrea. Estas
infecciones pueden reducir la ingesta alimentaria pues también disminuyen
el apetito e interfieren con la capacidad del organismo de asimilar los
alimentos. Como
consecuencia de todo ello, la persona sufre de
malnutrición, adelgaza y se debilita.
Uno de los posibles síntomas del inicio del SIDA
clínico es una disminución del peso de unos 6-7 kg para el adulto
promedio. Cuando una persona ya se halla con un peso inferior al debido, un
ulterior adelgazamiento puede tener graves repercusiones. Una dieta sana y
equilibrada, un tratamiento pronto de la infección y una buena
recuperación nutricional subsiguiente pueden reducir su adelgazamiento y
atenuar los efectos de una infección futura.
Una persona puede recibir tratamiento contra las infecciones
oportunistas y tal vez una politerapia para combatir el VIH; estos tratamientos
y medicamentos pueden influir en los hábitos alimentarios y la
nutrición. Una buena nutrición reforzará el efecto de los
fármacos que se tomen.
Cuando no se cubren las necesidades nutricionales, la
recuperación de una enfermedad requerirá más tiempo.
Durante ese período, el cuidado del enfermo correrá a cargo de la
familia, y ésta pagará los gastos sanitarios y suplirá la
pérdida de ingresos mientras el enfermo no esté en condiciones de
trabajar. Además, una buena nutrición puede contribuir a alargar
el período en que el enfermo de VIH/SIDA esté bien y pueda
trabajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario